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Recuerdos de un Bello amanecer en el puerto de GUAYMAS SONORA MEXICO

AGRADEZCO POR SIEMPRE ESTOS MOMENTOS SENSIBLES DE UN BELLO AMANECER PARA DESCANSAR HASTA LA ETERNIDAD, TENER Y PENSAR CONTIGO MAMITA MIM...

martes, septiembre 24, 2013

tumba de mercedes pinto en el panteon jardin de mexico en el df

mercedes pinto vive en el viento
de la tempestad, con el corazón
frente al aire, con la frente y las
manos frente al aire, enérgica -
mente sola, urgente mente viva.
Su cabeza se arrolla y desarrolla
en palabras que la rodean como
rizos, erigiéndose como gorgona
vocal y eléctrica; segura de aciertos
e invocaciones; temible y
amable en su trágica vestidura de
luz y llamas.
pablo neruda

 Al terminar mi trabajo,
nos reuníamos mi esposo y yo con Pablo Neruda,
y nos íbamos al antiguo y célebre café
del «Corregidor», donde la charla se extendía
hasta la madrugada. Entonces conocimos a
Pablo en la sencilla intimidad de su espíritu,
porque hablaba con nosotros como con personas
de pensamiento, que ante el suyo tan
claro, tan alto y privilegiado, nos quedamos
felices como pue de quedarse el caminante
que, no hallando agua en el camino, se encontrase
de pronto ante la fuente limpia, clara
y fresca que brota de la roca sin contaminación
ni miasma alguna. Porque Pablo era así,
sencillo y bueno como el agua pura, no manipulada,
tal como brota del centro de la tierra…
Porque hemos conocido a miles de
escritores, a cientos de celebridades mundiales, desde Gabriela Mistral
hasta Rabidranat Tagore, desde el filósofo Kaiserling, discípulo
de Einstein, hasta don José Ortega y Gasset, y ninguno sobrepasa
a Pablo Neruda en naturalidad, en espontaneidad, en esa luz meridiana
que no se compra ni se alquila, sino que iluminaba su frente
como la estrella de la mañana… Pablo no fue ni un excéntrico ni
un orgulloso, ni un soberbio. Hablaba de sus ideas sabiendo que
en nosotros encontraba cauce propicio. Nos decía con sinceridad
pro funda su esperanza de un remedio pronto y de una Humanidad
«humanizada», donde se premiase al trabajo con justicia y se dedicase
el descanso natural del obrero al arte y al vivir en amor y
en paz… ¡Qué noches aquellas de Santiago, en que nuestro entusiasmo
nos hacía verlo todo sencillo y fácil, como nuestra fe lo deseaba!
Cuando algún intelectual o estudiante se acercaba a nuestra
mesa del café, a disfrutar de nuestra tertulia, y se iniciaban discusiones
de tipo político, Pablo destruía con naturalidad esa idea tan
general que muchos padres conservadores quieren inculcar en sus
hijos: el temor a que, en un mañana socialista, el fruto de su trabajo
sea repartido por igual entre el inteligente y el tonto, entre el trabajador
y el vago, y que no puedan conservar nunca la casita y el
huerto, o el molino y el rebaño adquiridos con el sudor de su
frente. Pablo les aseguraba la alegría de la pequeña propiedad justa
y lógica y el mal de quien amontona fortunas sobre los salarios escasos,
sobre la no participación en las industrias, sobre la sangre
de unos y el sudor de los más… El que por mucho talento que
tenga el hijo del pobre, pobre será siempre en nuestra sociedad
actual, porque se desaprovecha la inteligencia y el talento se destruye
en la miseria familiar, por aquello de que «mientras más ignorantes
son los pueblos, más fáciles de manejar son». Una noche
llegó al café un grupo de amigos, para decirnos que se gestaba la
idea de un folleto con opiniones sobre mi obra, ya que en aquellos
días se publicaba un libro mío. Neruda los citó para el día siguiente
en su casa les entregó una cuartilla con el pensamiento que copiamos
aquí: «Mercedes Pinto vive en el viento de la tempestad, con
el corazón frente al aire, con la frente y las manos frente al aire,
enérgicamente sola, urgentemente viva. Su cabeza se arrolla y desarrolla
en palabras que la rodean como rizos, erigiéndose como
gorgona vocal y eléctrica; segura de aciertos e invocaciones; temible
y amable en su trágica vestidura de luz y llamas. Pablo Neruda».
¡Gracias, Pablo! ¡Tus palabras, de inmenso poeta y gran corazón,
quiero tenerlas siempre junto al mío y ellas
me traerán tu valor y tu fuerza poética y serán
como un pasaporte musical, para cuando llegue
a las puertas de la eternidad! Hoy, cuando
tu corazón se ha detenido ante la bestialidad
de los gorilas que aborrezco, no quiero verte
en medio de obras de arte destrozadas, de
poemas quemados, de libros rotos por las garras
tintas en sangre de las bestias feroces. ¡No!
Quiero recordarte siempre en las horas serenas
del café del «Corregidor», de Santiago, rodeado
de tus admiradores de todas las clases
sociales, porque Pablo era tierno con los viejos
y los desamparados, amaba a los niños, era
dulce y bueno y no sintió nunca el amargor
de la envidia, ni rencor alguno contra los que
no lo amaban o se interponían en su camino.
Muchos años antes de que se le concediese el Premio Nobel, se
le debía haber otorgado. Todos sabíamos que había fuerte oposición
entre los poderes contrarios a las ideas políticas de Pablo y
ponían sus grandes influencias para que no se le ofreciese premio
tan merecido. Al fin triunfó la justicia y el Nobel fue hacia el mejor
poeta del mundo actual, cuando ya él no tenía la salud que ayuda
a la alegría de verse comprendido. Pero hay otros premios más duraderos.
El recuerdo de tu obra y de tu vida inmaculada, sin concesiones
ni desvíos. Y el recuerdo de tu muerte, que ha de quedar
en lo que la Tierra gire, con la momentánea muerte civil de tu patria,
y junto también con la muerte del presidente bueno, del presidente
justo, del presidente mártir, recuerdos que servirán para
ayudar a la resurrección más rápida de tu pueblo, y de todos los
pueblos que defiendan vuestras doctrinas, que no son de exclusivo
materialismo, sino de poesía junto a la justicia, conjunción maravillosa
sin la cual la vida no vale la pena de ser vivida.
mercedes pinto armas de la rosa y clos