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sábado, septiembre 01, 2012

wapakoneta ohio con la luna



Neil Armstrong nació el 5 de agosto de 1930 en la granja de sus abuelos, en Ohio. Como un reflejo de la historia bíblica de Ana y su primogénito Samuel, cuando la madre de Neil supo que estaba embarazada, se arrodilló y “di gracias a Dios con todo mi corazón”. También comentó al biógrafo James R. Hansen que prometió educar al niño “de la mejor manera posible” para luego “devolvérselo a Dios para que lo utilizara conforme a Su voluntad” y oró para que el bebé “creciera y se convirtiera en un hombre de bien”.
Viola afirma que Neil fue “un bebé sereno y tranquilo”, y Hansen acota que “las fotografías familiares capturaron la tendencia del niño a la timidez”, contrario a lo que se espera de un niño cuyo nombre significa campeón en gaélico, el idioma de sus antepasados. Desde luego, el hecho de que la familia se mudara 16 veces durante los primeros 14 años de vida de Neil pudo haber contribuido a su reticencia.
Al igual que su madre, Neil era un lector ávido con un entendimiento muy por encima del normal para su edad. Se moría por aprender. “La manera en que mi madre lo trataba fomentó su alto nivel de confianza en sí mismo”, comentó su hermana June. Su hermano Dean añade que Neil nunca se mostraba enojado y que acostumbraba evitar las confrontaciones, pero “no creo que fuera tan ‘imponente’”.
Para Neil, el Ohio rural representaba comodidad, seguridad, privacidad y buenos valores. “Mi madre era pura bondad”, señaló Neil. “Siempre quiso que fuéramos buenas personas”. Un amigo de la preparatoria recuerda a Neil como una “persona de pocas palabras” que “pensaba antes de hablar”. Estos rasgos de su personalidad y su serena confianza le servirían bastante a Armstrong cuando se mudó del verde Ohio a las planicies lunares de la Base Tranquilidad, pero primero tuvo que cambiar el suelo por el aire.


El biógrafo James Hansen escribió acerca de este momento de transición en la vida de Armstrong. “En el tranquilo y apacible mundo de las provincias en la región central de Estados Unidos, equivalente a la más genuina Base Tranquilidad que pudiera conocer... se preparó para conocer el mundo. Se atrevió a arriesgar su paz y comodidad por algo que descubriría allí. Ese ‘algo’ era volar”. Luego de escaparse de la escuela dominical a espaldas de su madre, Neil realizó su primer vuelo en avión con su padre cuando tenía 6 años de edad. Esto estimuló su interés en los aviones a escala que se transformó en un plan de carrera. “Cuando aún estaba en primaria mi intención era ser diseñador de aviones, o al menos eso quería”, comentó a Hansen. “Después me metí en la aviación, porque pensaba que un buen diseñador debía conocer los aspectos operativos de un avión”.
Cuando dejó los aviones a escala, comenzó a ahorrar para tomar clases de vuelo. Neil tenía que trabajar 22 horas y media para pagar una sola clase, pues ganaba sólo 40 centavos la hora. Como los niños que hacen alguno que otro trabajo en el boliche para ganar líneas gratis, merodeaba en el Aeródromo de Wapakoneta y con el tiempo aprendió a trabajar con motores de avión. Viola le comentó a Hansen que “le daban clases de vuelo por todo lo que hacía”.
Neil obtuvo su licencia de piloto antes que la licencia de conducir. Su padre refirió más tarde que Neil “nunca tuvo novia [así que] no necesitaba un auto. Todo lo que tenía que hacer era ir a ese aeropuerto”.

En 1947 Neil asistía a la Universidad de Purdue debido a su programa de ingeniería aeronáutica avanzada; sin embargo, la familia carecía de los medios suficientes para pagar una carrera de cuatro años, de modo que Neil fue a Purdue mediante su inscripción en la Marina y aprovechando un programa educativo del gobierno, que requería tres años de servicio activo entre el segundo y tercer año de universidad. En 1949 fue llamado a prestar servicio activo. 
Un año después estalló la Guerra de Corea. Armstrong piloteó 78 misiones en total, pero lo peor sucedió en septiembre de 1951, pues casi pierde la vida durante un combate sobre Corea del Norte. Richard P. Hallion, historiador de aviación militar, narró así el incidente:
“Cuando el Essex Panther bombardeaba una columna de camiones cerca de Wonsan, derribó un jet que cayó en picada. En la cabina de mando, el joven piloto recuperó instintivamente el control del avión que iba a toda velocidad, recuperando el nivel de vuelo a unos seis metros del suelo. El Panther chocó de inmediato contra un poste de teléfonos, perdiendo un metro de su ala derecha. Una vez más el piloto pudo recuperar el control y logró subir a 14,000 pies y llegar a territorio amigo para ser expulsado a salvo. Dos días después, el Alférez Armstrong regresó al escuadrón VF-51”.
Desafortunadamente, de acuerdo con Hansen, este hecho se dramatizó de manera innecesaria y fue una “invención del Naval Aviation News. La historia exacta parece ser que Armstrong chocó contra un cable que servía como trampa durante un bombardeo, perdió casi 2 metros de un ala y se tiró en paracaídas sobre las aguas del Mar de Japón. La dirección del viento lo llevó a tierra, donde aterrizó en un arrozal y, para su sorpresa, lo encontró un antiguo compañero de la escuela de vuelo que iba en un jeep.
A su regreso a la Universidad de Purdue en 1952, Armstrong conoció a Janet Shearon. Se casaron cuatro años después y tuvieron tres hijos: Rick, Karen (a quien llamaba “Muffie”) y Mark. Mientras estaba en Purdue, Armstrong se unió al mundo y fue testigo de cómo el piloto de pruebas de la Marina Chuck Yeager rompió la barrera del sonido volando una nave experimental. Para Neil, ésta era de la aviación se tornaba amarga, pues parecía que sus mejores días habían terminado. “En general, para alguien inmerso, fascinado y dedicado a volar, me decepcionaba que el destino me hubiera puesto una generación adelante”, escribió Neil, “pues me perdí de los buenos tiempos y de las aventuras de la aviación”.
No obstante, los siguientes años no marcarían el final, pues la aviación se dirigiría ahora hacia el espacio aéreo. Durante los últimos años de Neil en Purdue en el programa de Ingeniería Aeronáutica, presenció el desarrollo de túneles de viento hipersónicos capaces de alcanzar velocidades de Mach 5, nuevos y revolucionarios diseños de misiles V-2, sistemas de misiles antibalísticos superficie-aire y trajes de vuelo presurizados para pilotear a grandes altitudes.


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