miguel angel visto sobre un fondo indistinto natural que es apenas insinuado, como si fuera el amanecer del mundo, la figura juvenil, deportivo recostado en una ladera cubierta de hierba, casi en el borde de un abismo, parece como si estuviera a punto a levantarse del suelo. Él extiende su brazo hacia la del Señor, que, llevados en medio de un vuelo de los ángeles, se destaca brillantemente contra la concha de la sombra de su gran manto de púrpura. La invención notable del brazo extendido y el dedo índice a punto de conocer se convierte en una metáfora de la energía vital que pasa del Creador a la criatura a su imagen y moda, awakwening su vigor heroico. |
El rostro adolescente de Adán, visto de perfil, sigue faltando una expresión definida, contrasta con la madurez, intensidad energética del Señor, con su pelo gris y barba larga transmisión en el aire. la creacion de adam de miguel angel |