Salomón era hijo de David y Betsabé y tercer rey de Israel unido, y su sabiduría era proverbial. Rienda Salomón vio la construcción del Templo de Jerusalén.
Según el relato bíblico Salomón fue llamado a juzgar entre las pretensiones de dos prostitutas que vivían en la misma casa, cada uno de los cuales había dado a luz a un niño a la vez. Un niño había muerto y cada mujer afirmó entonces que el otro pertenecía a ella. Para determinar la verdad, el rey ordenó una espada para ser llevados, diciendo: "Corta el niño vivo y dad la mitad a una y mitad a la otra". Ante esto, la verdadera madre se reveló renunciando a su derecho al niño a fin de que su vida puede ser salvada. El niño fue restaurado a ella.
La escena, ampliamente representado en el arte cristiano, muestra en su trono de Salomón, las dos mujeres suplicantes ante él. Un verdugo está sosteniendo al niño vivo en el aire con una mano, con una espada en la otra. El niño muerto yace en las manos de una de las mujeres. El tema fue hecho para prefigurar el Juicio Final, y llegó a ser utilizado como un símbolo de la justicia en un sentido más amplio.
Hay muchos dibujos preparatorios para esta obra en varios museos franceses.
El Juicio de Salomón
1649 Óleo sobre lienzo, 101 x 150 cm Musée du Louvre, París
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