Ya en 1840 Luis Felipe había dado su consentimiento a la devolución del cuerpo de Napoleón para un entierro en el estado de los Inválidos, con lo que oficialmente le incorpora en la historia de Francia. Pero con este continuo proceso de rehabilitación fue una nueva apreciación de la humanidad vulnerable del gran hombre. En 1848, pintor de historia favorita de Luis Felipe, Pablo Delaroche, pintó su propia cuenta de Saint Bernard cruce de Napoleón. Cansado pero decidido, la mula plods guiado en un desaliñado Napoleón en su espalda. El contraste con el artificio de Jacques-Louis David es extremo, pero la posición de Delaroche estaba lejos de ser hostil. Estaba fascinado por Napoleón, a quien le mostraba un gran parecido, y cuyos éxitos y retrocesos que en comparación con la suya. En su opinión, el icono de no perder al ser revelado como un hombre digno de crédito.